Hoy en día vivimos en un mundo digital, donde todo está conectado de forma digital. Puede que no seamos conscientes de ello, puede que no estemos convencidos de si es correcto o incorrecto, o puede que simplemente no nos guste, pero la realidad es que así es. Incluso si intentamos evitarlo, estamos generando datos y otros se encargarán de conectarlos y estructurarlos por nosotros. Este fenómeno tiene un impacto creciente en nuestra vida diaria y lo tendrá aún más en un futuro no tan lejano. La digitalización, la accesibilidad a los datos y la oportunidad de aprender de manera rápida están aquí para quedarse. ¡Es hora de acostumbrarse a ello!

El cambio se está convirtiendo en la nueva normalidad y nuestra generación ya se está adaptando a esta realidad. En los últimos años, he tenido la oportunidad de adentrarme en múltiples perspectivas sobre lo digital, las organizaciones, los estilos de gestión, la innovación, el cambio y la inercia humana. Vivir, trabajar y viajar por Europa, Asia, Estados Unidos y África, mientras me sumergía en el campo teórico de la innovación y el emprendimiento, abrió mis ojos y me obligó a conectar los puntos, ya sea de manera intencionada o simplemente porque mi personalidad estaba acostumbrada a reflexionar de manera condicionada.

Hoy en día, los pensamientos e ideas son ubicuos, omnipresentes y cada vez más estructurados. Contamos con canales y plataformas en constante crecimiento que nos brindan perspectivas globales, conocimientos que en el pasado habrían permanecido ocultos para siempre. El intercambio lento de información convirtió la inercia sistemática en la norma. Esto creó entornos más estables, ventajas competitivas más rentables y poderosas, estabilidad política y poder económico más perdurables, y finalmente permitió afrontar los desafíos futuros y educar a las personas y a la sociedad en consecuencia.

Hoy en día, nadie puede controlar este intercambio de conocimientos. Por supuesto, las restricciones son posibles, las barreras pueden perjudicar a las partes, pero el control es cosa del pasado. Por un lado, debido a la gran cantidad de información y entidades (cada día creamos petabytes de datos en el mundo) y, por otro lado, porque las instancias de control tendrían que saber qué conocimiento sería valioso para que otros lo accedan y lo utilicen para la creación de nuevo valor económico.

Afortunadamente, esto es tan complejo como conocer el futuro exacto. Por lo tanto, esta falta de control abre espacio para la creatividad, la incertidumbre, los momentos heurísticos y sienta las bases para el cambio y la innovación. Este factor de cambio se materializa como un motor importante de prosperidad económica para las personas que son capaces de adoptarlo y fomentarlo de manera proactiva.

Las ideas, los canales de acceso a estas, los datos para validarlas y el capital y compromiso emprendedor para hacer realidad las visiones se están posicionando en el centro del poder económico. El mejor entorno para esto será el punto caliente próspero, esté donde esté en nuestro planeta. Y todo este cambio está ocurriendo mientras las industrias existentes temen el riesgo de administrar y supervisar un estado constante de ser. Aceptar y comprender esta nueva normalidad será el primer paso para que nuestra sociedad se adapte. ¡Dejemos que los jóvenes lideren el camino!

En este espacio, intentaré reflexionar sobre nuestra actividad económica y social en este planeta azul desde una multiplicidad de perspectivas y temas para participar en la nueva normalidad. Ya sea desde una perspectiva económica macro o micro, experiencias sociales, comentarios sobre otros artículos o simplemente pensamientos que encuentren un medio para conectar con otros y utilizarlos para su propio aprendizaje y discusión. Seamos el cambio. Estamos perdiendo cada vez más los límites de lo “imposible” y simplemente los reemplazamos por dónde, quién y cuándo.

Source: Medium