En 1998, Pixar lanzó un cortometraje de cinco minutos junto con la película “A Bug’s Life”. Desde la perspectiva del público, este “corto” fue una adición entretenida a la película principal. Sin embargo, internamente, este programa de “Cortos” se inició para resolver un importante problema gerencial. El cortometraje se llamaba “Geri’s Game”; mostraba a un amable anciano sentado en un parque jugando al ajedrez… ¡contra sí mismo! No hay diálogo, excepto el ocasional “¡Ja!” cuando realiza un movimiento sólido.

La comedia proviene de la personalidad dual del anciano mientras cambia de un lado de la mesa a otro, adoptando una nueva personalidad más diabólica. El director, Jan, tuvo total libertad para hacer lo que quisiera, con la única condición de usar una figura humana. En 1998, Pixar aún no dominaba las complejidades de crear una figura humana de calidad a través de gráficos por computadora. Los humanos siempre habían sido secundarios en sus películas sobre juguetes, monstruos e insectos. El programa de “Cortos” se inició con la expectativa de acelerar las innovaciones tecnológicas y proporcionar oportunidades de formación para nuevos directores. Sin embargo, esas expectativas resultaron ser falsas.

Solo un cortometraje impulsó verdaderas innovaciones tecnológicas. Además, dirigir un corto resultó ser una formación útil pero muy diferente a dirigir una película de larga duración de hora y media y $97 millones. No obstante, hubo beneficios no intencionales, desconocidos e inesperados del programa. Por ejemplo, los empleados que trabajaron en Geri’s Game y los demás adquirieron una gama más amplia de experiencias al tener menos personal en el equipo. Esto obligó a cada miembro del equipo a realizar una variedad de tareas, algo que rara vez sucede en una película de gran presupuesto donde la especialización es clave.

Los empleados también establecieron relaciones más profundas entre ellos. Las películas en sí unieron a los espectadores con la marca Pixar. Y en la empresa, la gente notó que Pixar valoraba realmente el arte, ya que gastaron hasta $2 millones en estos proyectos sin recibir directamente dinero a cambio. Aunque el equipo directivo de Pixar esperaba un conjunto de beneficios, obtuvieron otro completamente distinto. Esto demostró su hipótesis: dejar la puerta abierta a lo inesperado traerá valores imprevistos.

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Source: Medium