Los gerentes solían poder decidir si debían hacer compatibles los beneficios y los principios. Pero hoy, no hay elección. Es imperativo que los gerentes desarrollen estrategias que entreguen un retorno para los inversores y la sociedad en general.

Tomando como base el libro “Values-Driven Performance: Seven Strategies for Delivering Profits With Principles” (Rendimiento impulsado por valores: Siete estrategias para entregar beneficios con principios) de Ira A. Jackson y Jane Nelson (2004), se plantea que se necesita más que una declaración genérica o unas cuantas palabras en papel para crear una organización impulsada por un propósito. Las empresas tienen que pasar de las palabras a la acción si desean motivar a la próxima generación de empleados a comprometerse.

1) Construir relaciones basadas en el beneficio mutuo, el aprendizaje, la responsabilidad, la transparencia y la confianza

Poner a las personas primero. Reconocer que el capital humano es su activo más importante y demostrarlo a través de esfuerzos sistemáticos que brinden consistentemente oportunidades de crecimiento y prosperidad.

2) Tratar a los empleados como dueños

Reclutar y capacitar a empleados con alto potencial que demuestren un alto nivel de intraemprendimiento. Empoderar a las personas para que marquen la diferencia. Esto significa permitir que las personas tomen decisiones, asuman riesgos y responsabilidades. Construir un equipo comprometido y fomentar la responsabilidad personal.

3) Co-crear y encarnar los valores que impulsarán la estrategia y los resultados

Asegurarse de que todos desempeñen un papel integral en la definición de los valores fundamentales de su organización. Además, sus valores deben alinearse con todo lo que hacen. Si la colaboración es importante para su negocio, comuníquelo claramente y comparta actualizaciones regulares sobre la empresa.

4) Pasar de las palabras a la acción

Aunque los beneficios elegantes son agradables de tener, trabajar en una empresa que ayuda a las personas a realizar todo su potencial puede ser mucho más significativo. Es importante recordar con frecuencia y regularidad a las personas cómo su trabajo contribuye a un bien mayor tanto para la organización como para las comunidades a las que sirve. Haga que sus valores sean tangibles de formas concretas.

Por ejemplo, si el cuidado genuino es un valor aspiracional, desarrolle un programa de voluntariado que invite a las personas a dedicar varios días de trabajo pagados al año para ayudar a una organización benéfica u otra causa filantrópica.

Cuando los valores fundamentales están profundamente arraigados en las actividades cotidianas, y el equipo se esfuerza conscientemente por vivir según los principios de estos valores, no hay límite para lo que se puede lograr.

Source: Medium