Cuando las Fuerzas Especiales de Estados Unidos ingresaron a Afganistán en 2001, Facebook no existía, el iPhone aún no se había inventado y “A.I.” a menudo se refería a una estrella de la NBA. Diecisiete años después, las fuerzas especiales estadounidenses continúan montando a caballo en las zonas rurales de Afganistán, pero la tecnología de la información ha avanzado rápidamente. Los avances recientes en robótica e inteligencia artificial (IA) han capturado la imaginación popular y han generado discusiones serias sobre una inminente revolución de la IA. Sin embargo, sorprendentemente poco se ha hablado sobre las pequeñas guerras y las insurgencias que han dominado la política exterior de Estados Unidos en el siglo XXI.
El trabajo definitivo sobre la tecnología emergente y la insurgencia aún no se ha escrito, pero dos libros recientes ofrecen sugerencias sobre cómo la era de los datos masivos y la IA afectarán los conflictos modernos de Estados Unidos. “Small Wars, Big Data: The Information Revolution in Modern Conflict”, escrito por Eli Berman, Joseph Felter y Jacob Shapiro, ofrece algunas reflexiones sobre el futuro de la insurgencia, pero presenta una teoría convincente sobre la forma en que la información moldea la violencia insurgente. Por otro lado, el excelente nuevo libro de Paul Scharre, “Army of None: Autonomous Weapons and the Future of War”, ofrece poco en cuanto a estrategia de contrainsurgencia, pero se centra por completo en cómo la inteligencia artificial remodelará el conflicto armado. Juntos, comienzan a esbozar una visión de cómo la IA y los datos masivos podrían alterar la dinámica insurgente.
La idea central de “Small Wars, Big Data” es que las insurgencias son en última instancia competencias por la información en lugar del territorio o la ideología. Dado que los insurgentes pueden mezclarse fácilmente con la población local, las fuerzas del régimen no pueden derrotar una insurgencia a menos que la población local identifique quiénes son los insurgentes y dónde se encuentran. El desafío para el Estado es convencer a los civiles locales de que proporcionen esa información, mientras que el desafío para los insurgentes es persuadirlos de que no lo hagan. Según Berman, Felter y Shapiro, prácticamente todo lo que sucede en una insurgencia, desde la construcción de escuelas y hospitales hasta la matanza indiscriminada de civiles, puede interpretarse como un intento de persuadir o intimidar a los civiles para que revelen o retengan lo que saben.
“Small Wars, Big Data” no es el primero en ofrecer ese argumento. Sin embargo, es único en términos de la amplitud y profundidad de la evidencia empírica que presenta. Desde la investigación pionera de Stathis Kalyvas a principios de la década de 2000, científicos políticos como Lisa Hultman y Laia Balcells han compilado un extraordinario cuerpo de trabajo empírico sobre los “fundamentos micro” de la violencia insurgente y la guerra civil. Como principales contribuyentes a esa literatura, los autores hacen un trabajo admirable al revisar sus hallazgos.
En resumen, la combinación de la inteligencia artificial y los datos masivos está cambiando la forma en que se desarrollan los conflictos modernos. Estos avances tecnológicos ofrecen nuevas oportunidades tanto para los insurgentes como para las fuerzas del Estado, ya sea para obtener información valiosa o para protegerla. A medida que avanzamos hacia el futuro, es crucial comprender cómo la IA y los datos masivos pueden influir en la dinámica de los conflictos y cómo podemos adaptarnos a estos cambios para garantizar la seguridad y la estabilidad.